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Colegio Profesional de Ingenieros en Informática de Castilla y León

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UNA BUENA NOTICIA PARA LA INGENIERIA INFORMÁTICA

Salvador Rus Rufino

Director de la ACSUCYL

Desde los acuerdos de Bolonia de 1999 en la Unión Europea se está trabajando en la creación de un área Europea de Educación Superior, con el fin de contribuir a la efectiva integración de la formación de ciudadanos europeos facilitando la movilidad y el reconocimiento de los estudios y consecución de títulos, realizados en sus países de origen.

El segundo fin que se persigue es construir una Europa más competitiva basada en el conocimiento e incrementar la cohesión social. El resultado será una economía más dinámica e innovadora y un incremento de la empleabilidad.

Europa es un gran puzzle en el que las piezas tienen que encajar. Existen importantes diferencias de nivel de formación de los estudiantes, tradiciones universitarias, contenidos de las materias, cultura, métodos docentes, sistemas de calificación, etc. Se trata de conseguir una unidad contando esa diversidad, e incluso preservar la diversidad para que enriquezca cada uno de los procesos. El objetivo, por tanto, es conseguir una integración profesional a través de la formación que sea compatible internacionalmente. La clave está en que los estudiantes adquieran las mismas o parecidas competencias, de tal forma que el mercado laboral perciba que un egresado con una titulación puede desarrollar las tareas que se le encomiendan a su nivel formativo, con independencia del lugar donde haya cursado sus estudios.

Esta exigencia conduce a admitir que el resultado final del proceso de aprendizaje y de formación de los estudiantes, está relacionado y condicionado por el diseño arquitectónico de los programas formativos conducentes a la obtención de un título. Los resultados son los que darán la clave del éxito y de la calidad del programa, y estos se miden en la competencia profesional adquirida por los egresados.

Salvador Rus Rufino

Director de la ACSUCYL

Desde los acuerdos de Bolonia de 1999 en la Unión Europea se está trabajando en la creación de un área Europea de Educación Superior, con el fin de contribuir a la efectiva integración de la formación de ciudadanos europeos facilitando la movilidad y el reconocimiento de los estudios y consecución de títulos, realizados en sus países de origen.

El segundo fin que se persigue es construir una Europa más competitiva basada en el conocimiento e incrementar la cohesión social. El resultado será una economía más dinámica e innovadora y un incremento de la empleabilidad.

Europa es un gran puzzle en el que las piezas tienen que encajar. Existen importantes diferencias de nivel de formación de los estudiantes, tradiciones universitarias, contenidos de las materias, cultura, métodos docentes, sistemas de calificación, etc. Se trata de conseguir una unidad contando esa diversidad, e incluso preservar la diversidad para que enriquezca cada uno de los procesos. El objetivo, por tanto, es conseguir una integración profesional a través de la formación que sea compatible internacionalmente. La clave está en que los estudiantes adquieran las mismas o parecidas competencias, de tal forma que el mercado laboral perciba que un egresado con una titulación puede desarrollar las tareas que se le encomiendan a su nivel formativo, con independencia del lugar donde haya cursado sus estudios.

Esta exigencia conduce a admitir que el resultado final del proceso de aprendizaje y de formación de los estudiantes, está relacionado y condicionado por el diseño arquitectónico de los programas formativos conducentes a la obtención de un título. Los resultados son los que darán la clave del éxito y de la calidad del programa, y estos se miden en la competencia profesional adquirida por los egresados.

Para alcanzar estos fines el Ministerio de Educación del Gobierno de España publicó en 2011 un Real Decreto (RD 1027/2011) en el que estableció el Marco Español de Cualificaciones para la Enseñanza Superior. Posteriormente el RD 96/2014 modificó los anteriores y procedió a la reordenación de las enseñanzas superiores.

El actual reconocimiento para los ingenieros informáticos y los ingenieros técnicos informáticos tiene unas consecuencias desde el punto de vista académico y profesional. El reconocimiento del nivel 3 de MECES significa que el ingeniero ha completado una formación al menos de 300 ECTS lo que equivale a ser grado+master, por ejemplo, podría inscribirse en un programa de doctorado sin pasar por el master. Laboralmente, tiene reconocidas las competencias y las capacidades profesionales para las que habilita el master. El nivel 2 de MECES equipara al ingeniero técnico con el graduado, porque reconoce que su formación equivale al menos a 240 ECTS. Laboralmente tiene reconocidas competencias y capacidades propias de un graduado.

Es una buena noticia porque reconoce que la formación de ingenieros e ingenieros técnicos en informática anterior a los nuevos planes de estudios generados en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), equivale a dos niveles y no hay que ampliar la formación. Pero también es una excelente noticia porque permite que los títulos citados se equiparen y converjan con otros similares de los países de la Unión Europea. 

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