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Colegio Profesional de Ingenieros en Informática de Castilla y León

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Reflexiones sobre la venta del software

Pablo Santos Luaces, decano CPIICyL

Comparto con vosotros unas reflexiones sobre unas cuantas experiencias que me han ocurrido durante los últimos días.

El pasado martes lanzamos comercialmente, por fin, un producto en mi empresa, www.semanticmerge.com. Es la primera herramienta del mercado para buscar diferencias y merge capaz de trabajar a nivel semántico: es dependiente del lenguaje de programación y por tanto capaz de localizar métodos incluso cuando han sido movidos, etc, etc. Un paso adelante respecto a lo que existe en el mercado. La tecnología se basa en estudios previos que hemos hecho durante mucho tiempo, en una patente que tenemos concedida a nivel europeo, lo cual valoraron bastante los inversores, y en el semantic, que está en patent pending desde febrero.

Para mi empresa, que vende Plastic SCM y que lleva un ciclo de venta, desgraciadamente para mi gusto, mucho más empresarial (comerciales, demos, partners, etc) es un pequeño experimento de venta directa por internet. Se trata de vender una herramienta fácilmente adoptable por una empresa a diferencia con la venta de Plastic SCM que supone cambiar el control de versiones lo cual es equivalente a cambiar el ERP. Como mucho se cambia una vez cada 4, 5 o 6 años y tiene que cambiarse a TODOS los programadores a la vez. Otra gran diferencia con Plastic es que el precio es muy competitivo. Más exactamente:

  • Licencia mensual por $3,99
  • Licencia anual por $44,99
  • Licencia perpetua por $89

    Pablo Santos Luaces, decano CPIICyL

    Comparto con vosotros unas reflexiones sobre unas cuantas experiencias que me han ocurrido durante los últimos días.

    El pasado martes lanzamos comercialmente, por fin, un producto en mi empresa, www.semanticmerge.com. Es la primera herramienta del mercado para buscar diferencias y merge capaz de trabajar a nivel semántico: es dependiente del lenguaje de programación y por tanto capaz de localizar métodos incluso cuando han sido movidos, etc, etc. Un paso adelante respecto a lo que existe en el mercado. La tecnología se basa en estudios previos que hemos hecho durante mucho tiempo, en una patente que tenemos concedida a nivel europeo, lo cual valoraron bastante los inversores, y en el semantic, que está en patent pending desde febrero.

    Para mi empresa, que vende Plastic SCM y que lleva un ciclo de venta, desgraciadamente para mi gusto, mucho más empresarial (comerciales, demos, partners, etc) es un pequeño experimento de venta directa por internet. Se trata de vender una herramienta fácilmente adoptable por una empresa a diferencia con la venta de Plastic SCM que supone cambiar el control de versiones lo cual es equivalente a cambiar el ERP. Como mucho se cambia una vez cada 4, 5 o 6 años y tiene que cambiarse a TODOS los programadores a la vez. Otra gran diferencia con Plastic es que el precio es muy competitivo. Más exactamente:

    • Licencia mensual por $3,99
    • Licencia anual por $44,99
    • Licencia perpetua por $89

    En los primeros días hemos vendido, no mucho, en USA, Australia y UK. Cero ventas en España, por cierto.

    Y ahora va la anécdota: un par de empresas nos han pedido precio ‘corporativo’, vamos descuento. Una de las empresas pide precio para mil desarrolladores.

    Una empresa más pequeña de USA, de 50 desarrolladores, nos cuenta que les parece una herramienta genial, que les gustaría usarla, pero que el precio les parece caro. Nos sugieren que si vendiéramos a un precio mucho más bajo, $10/developer por año por ejemplo, venderíamos muchos más, al igual

    que ha ocurrido con otros muchos productos, enumerándome productos de consumo con millones de usuarios y no herramientas de desarrollo. Nos dicen también que a razón de $45 son $2.250/año o un coste total de $4.500 por licencia ilimitada, y que tienen presupuestos muy rígidos y que es complicado justificar ese gasto, …

    No entro a valorar si la estrategia que proponen pueda ser acertada, que es posible que sí.

    Realmente esto puede ser solamente una anécdota pero me hace reflexionar acerca de hacia dónde va la industria.

    Fijaos, $4500 en herramientas le parece caro a una empresa de 50 desarrolladores que fácilmente se gasta en sueldos entre $1.500.000 y $2.200.000 fijo al año. En un presupuesto de $2 millones pongamos…, ¿es como para discutir $4500?, en una herramienta que incrementará notablemente la productividad y calidad de sus desarrolladores. A una empresa, que vive además de la venta de software.

    Me cuesta creer, a riesgo de equivocarme, que realmente sea un problema de presupuesto.

    Pienso, sin embargo, varias cosas:

    • Quizá el “software manager” de turno no se atreve a pedir presupuesto para gastar $4500 porque estando acostumbrado en su vida diaria profesional a no pagar casi por nada… pagar se convierte casi en algo anti-natural.
      • Los propios profesionales del software colaboramos a la destrucción de la industria, y me incluyo, escatimando en software cuando luego pagamos cantidades importantes alegremente por portátiles, servidores, etc, etc. Como anécdota al respecto, estamos haciendo un piloto con una famosa empresa de videojuegos y hace unos días para que les fuera más rápido un servidor ¡¡con el objeto de hacer unas pruebas!! instalaron una placa con almacenamiento SSD de $14000… ¡¡Espero que ellos al menos no nos pongan pegas con las licencias!!.
    • Quizá sea también que las alternativas gratuitas, en caso de este nuevo producto no las hay o no al menos en la misma categoría, distorsionen en exceso el mercado.
      • Sin caer en tópicos sí que creo que se puede afirmar que además la mayoría de ellas están controladas por multinacionales, consolidadas o en ciernes, que aprovechan su poderío económico para arrasar con el sector que quieran.

    También puede ser que seamos unos matados y que para competir en un mercado tan complejo sea necesario ser número uno indiscutible y que si no lo eres pues… no hay sitio para segundos ni terceros… Es posible que mi visión esté distorsionada por esa circunstancia.

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